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Análisis

Dina Sanichar, la trágica vida del niño que inspiró a Mogli

“A mí no me engañas, Mogli…”. Sí, y no sólo me refiero al Rey Louie en su búsqueda del fuego para adquirir poder. La vida real del niño que inspiró al protagonista de esta historia no tuvo tantas sonrisas. ¿Qué le sucedió y cómo transcurrió su corta vida?

“Busca lo más vital, no más…” ¡De seguro que puedes terminar la frase! Es que la versión de El libro de la selva de Disney de 1968 es un clásico que todos hemos disfrutado. No obstante, tras la entretenida peli de animados se oculta la triste historia del niño que inspiró a Mogli.

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Cazadores de lobos al rescate

Dina Sanichar, la trágica vida del niño que inspiró a Mogli

Transcurría el año 1872 en el Distrito de Bulandshahr, India y unos hombres salieron de cacería. Mientras acechaban, algo inusual llamó su atención. Era un niño, pero, ¿qué hacía en medio de una jauría de lobos? Supusieron que estaría en peligro, mas su sorpresa aún estaba por comenzar. 

Cuando se disponían a rescatarlo, entró junto a los animales a su cueva. Se movía como ellos, incluso caminaba sobre sus cuatro extremidades. Actuaba como un miembro más de la manada. En ese momento solo quedaba esperar, y así lo hicieron. Después de un tiempo, los lobos comenzaron a salir y pudieron matarlos a todos. Ahora el pequeño, ¿estaba a salvo? Lo cierto es que el niño que inspiró a Mogli acababa de ver morir a toda su familia.

En realidad esta historia había comenzado 6 años antes, desde su nacimiento. Sin embargo, nunca se supo cómo llegó hasta allí. Sí se conoce que no es el único caso en ese país, donde otros se han criado entre panteras, perros o gallinas. Aunque hay quienes cuestionan algunos de estos testimonios, existen ejemplos demostrables. Dina Sanichar es uno de ellos. 

Ni lobo ni hombre, ¿qué le podía ofrecer la civilización?

Lo llamaron Sanichar, que quiere decir “sábado”, pues en ese día entró al orfanato de la Misión Sikandra. A diferencia del personaje del cuento, no tuvo elección. Había sido sacado con violencia del único medio que conocía y estaba obligado a aprender a ser persona. 

Se esforzaron en vano por enseñarle a comunicarse de forma articulada. Ni siquiera comprendía cuando le señalaban algún objeto. Esto se debe a que los lobos no hacen ese gesto tan universal para los humanos. Por muchos años siguió andando en cuatro patas, gruñendo y aullando. Se alimentaba únicamente de carne cruda y afilaba sus dientes mordiendo huesos. Es por eso que en la institución lo llamaban “el niño lobo”.

Pese a todas esas dificultades, tuvo un amigo. Era otro niño que se había criado entre animales. Gracias a esta relación fue posible enseñarles aspectos muy básicos del comportamiento humano. Con el tiempo, aprendió a ponerse de pie, a tomar agua con un vaso y hasta vestirse solo. Aún así, siempre se mostró ansioso y asustado. Los informes médicos refieren además que su estatura era inferior al promedio nacional y que tenía dientes largos. 

Jamás llegó a comprender su nuevo mundo. No obstante, adquirió una costumbre que lo llevaría a un desenlace fatal: aprendió a fumar. A la corta edad de 29 años falleció producto de complicaciones asociadas a la tuberculosis. De esta manera transcurrió la trágica vida del niño que inspiró a Mogli.    

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Mogli en la literatura y el cine

Dina Sanichar, la trágica vida del niño que inspiró a Mogli

En 1894, a sólo 22 años de la muerte de Dina Sanichar, Rudyard Kipling publicó El libro de la selva. Se trataba de una recopilación de fábulas con enseñanzas morales. Su autor, el Premio Nobel de Literatura 1907, nunca declaró que se inspirara en el niño lobo. Sin embargo, reconoció tiempo después que había tomado ideas de historias reales.

Los hermanos Korda decidieron llevar el relato a la pantalla grande en 1942. El éxito del filme llamó la atención de Walt Disney, quien se hizo con los derechos para una adaptación. Su objetivo era tomar los cuentos como punto de partida, pero crear algo nuevo. Por esta razón indicó a su equipo no leer a Kipling. En 1968 salió la popular película animada y por su calidad, permanece en el gusto de las actuales generaciones. 

Stephen Sommers se lanzó en 1994 a dirigir otra versión, al igual que los Korda, con personas. En ella dió riendas sueltas a su imaginación al presentar al protagonista como un joven, incluso capaz de enamorarse. Según algunos críticos se parecía más a Tarzán. 

Ya poco iba quedando de la verdadera historia del niño que inspiró a Mogli. Fue entonces cuando Walt Disney decidió que era tiempo para una secuela, que salió en 2003. Una vez más se ganó al público con un ritmo y colorido especiales. Otra fue la suerte de la que dirigió Jon Favreau en 2016, que tuvo un fracaso estrepitoso.

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Netflix y la oscura historia del niño que inspiró a Mogli

Netflix y la oscura historia del niño que inspiró a Mogli

En 2018, Netflix dijo, ¡basta de edulcorar la realidad! Así presentó la que se conoce como “la versión más oscura de El libro de la selva”. La ocasión no fue fortuita, se cumplían 50 años del primer clásico de Walt Disney sobre esta historia. Eso sí, tomó la dirección contraria a este. Buscó ser fiel al relato original de Kipling de 1894. 

El largometraje estuvo a cargo de Andy Serky. Llegó con un título diferente: Mogli, la leyenda de la selva. Persiguió justamente resaltar la vida del niño en la cual se basa. La película explora las amenazas que tuvo que enfrentar el pequeño en la jungla. Muestra la realidad de la caza de animales y la lucha por la supervivencia. Nada de osos amistosos en esta ocasión. Tal es su realismo, donde además hace un despliegue de tecnología, que se prohibió para menores de 13 años. 

En cualquiera de sus versiones, este relato nos hace reflexionar sobre nuestra condición de seres humanos. Nos invita a que repensemos la relación con la naturaleza. Al final, ninguna cuenta la realidad del niño que inspiró a Mogli. Por fortuna, él no ha sido olvidado, como tampoco otros infantes que han corrido incluso peor suerte. Al conocer la trágica vida que tuvo Dina Sanichar, consideremos que quizás tenemos algo de él. A veces también nosotros perdemos parte de nuestra humanidad. 

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