La carretera del terror México ¿Cómo es?

La carretera del terror se encuentra en México, entre Nuevo Laredo, Tamaulipas y Monterrey, Nuevo León. Podría pensarse que es un camino solitario o abandonado, pero nada más lejos de la verdad. Es la autopista federal que conduce desde México hasta los Estados Unidos y, por tanto, es ampliamente transitada.

Esta autovía 85D, de peajes de unos 200 km, es una de las más importantes del país. Tiene una moderna infraestructura, que cuenta con cuatro carriles, con casetas de peajes electrónicos. Asimismo, posee pasos elevados a todo lo largo del bien acondicionado camino. No solamente es el vínculo entre EEUU y México. Forma parte de la carretera Panamericana, conectando las Américas Norte y Sur.

El tráfico por esta autopista es numeroso y constante. El 80 por ciento de las mercancías que se comercian entre México y Estados Unidos se transportan en ella. Según el Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi), por esta carretera se trasladan 300 mil millones de dólares cada año. Todo nada más en concepto de exportaciones hacia Norteamérica. Cada día se mueven alrededor de 14 mil camiones con productos de importación y exportación. A ello se le suman los viajes personales de negocio y turismo, que no son pocos.

Dado que es una autopista tan utilizada, preocupa en gran manera la poca seguridad que ofrece. No cuenta con cámaras de vigilancia ni las suficientes fuerzas de seguridad. Según activistas, la peor parte de la carretera del terror es la caseta de San Carlos del municipio de Vallecillo. También se advierte sobre el riesgo del tramo que pasa por el municipio de Sabinas Hidalgo. Los habitantes de Tamaulipas consideran que los peores lugares son la vieja caseta del kilómetro 26 y la colonia Alijadores.

En los últimos años han ocurrido desapariciones misteriosas en la carretera del terror. Las autoridades tienen reportes que datan incluso de 2011. Pero estos hechos han comenzado a intensificarse recientemente, y en particular en este año las cifras son alarmantes. Entre enero y junio se han denunciado al menos 73 desaparecidos.

La asociación Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León (FUNDENL) es una organización de apoyo a víctimas del lugar. De acuerdo con esta, ha habido cerca de 50 víctimas este año en ese estado. Esta ha sido la mayor cantidad de desaparecidos en los últimos 10 años. Sin embargo, FUNDENL y organizaciones similares, dicen que hay una “cifra negra” de casos que nunca llegaron a denunciarse. Incluso hay personas que fueron liberadas, pero no se sabe cómo.

Los malhechores no discriminan sexo, edad, ocupación ni país de origen. Las víctimas han sido choferes de camiones, turistas americanos y hasta familias con niños. Hay testimonios de personas que no fueron asesinadas, pero sí golpeadas, asaltadas y secuestradas por hombres armados. Atacan a la población civil, ya sea por confusión o para obtener dinero y mercancías ilícitas. 

Uno de los desaparecidos en los últimos meses es Pedro Jesús Castro Villarreal, un chofer de taxi. Se encontraba trabajando rumbo a Nuevo Laredo. Es padre de dos niñas de cinco y nueve años y un niño de 13. Su esposa y madre de los niños continúa buscándolo. Otra víctima es Luis Dávila Cadena, quien regresaba de visitar a su familia y amigos en Monterrey. Se estacionó en una gasolinera y envió un mensaje a su familia avisándoles que estaba cerca de EEUU. Nunca más volvieron a saber de él.

Los criminales son un peligro incluso para los policías que intentan proteger la zona. El pasado 9 de julio, familiares de desaparecidos junto a policías en busca de víctimas. Les arrojaron poncha llantas desde un auto en movimiento. En otras ocasiones los policías han sido atacados por delincuentes armados.

Más allá de misterios y teorías, está el crimen y la ineptitud de los gobiernos para detenerlo. La carretera del terror no solo es una vía fundamental de comercio legal, sino también de tráfico ilícito. Por ella se transporta droga, dinero sucio, migrantes y hasta órganos. Es por este motivo que los cárteles y organizaciones criminales están tan presentes en este lugar.

Cárteles como el del Golfo y el del Noreste, buscan tener el control de puntos estratégicos de la carretera. Otras disputas se forman entre el Cártel Jalisco Nueva Generación, la organización local, los Metros y el del Noreste. Este último surgió de los antiguos y Zetas y controla Nuevo Laredo, objetivo de nuevos grupos criminales. Según el general Glen Van Herk, jefe del Comando Norte de EEUU, los criminales controlan hasta el 35% de México.

Esta situación ha empeorado en los últimos años, pues ya no solo asaltan a rivales, sino a civiles. Les quitan el dinero para financiar sus ilegalidades. En el caso de los transportistas es aún peor. Asaltan las camionetas para utilizarlas o se roban la mercancía. Es por ello que muchos de los desaparecidos son conductores de camiones.

Hasta hace un tiempo, las autoridades no habían tomado medidas serias respecto a las desapariciones. Fue recientemente que los amigos y familiares de las víctimas se unieron en el grupo “Todos Somos Uno”. Este último se ha dedicado a divulgar los crímenes y clamar justicia. Ante esto, las autoridades se han dedicado a buscar a los desaparecidos y advertir del peligro.

Después de más de cien denuncias en lo que va de año, organizaciones de seguridad están desarrollando investigaciones y operativos. No obstante, la carretera del terror sigue siendo un lugar inseguro para la población. Esperemos que las autoridades puedan brindar a los ciudadanos la seguridad necesaria y cesen las desapariciones.