5 Historias más conmovedoras de los Juegos Olímpicos 2021

Cada competidor se esfuerza por alcanzar el primer lugar y llevarse la medalla de oro. No obstante, pocas veces se ha visto la gloria compartida. Italia y Qatar vivieron este emocionante final en la capital nipona. El salto de altura compartió el oro olímpico entre Mutaz Essa Barshim y Gianmarco Tamberi. Ambos competidores después de una jornada agotadora de 2 horas, quedaron empatados con un salto de 2. 37 metros de altura.

La historia de estos dos atletas comienza en el 2016, meses antes de los juegos de Río. Tamberi partía como un firme candidato para la prueba tras proclamarse campeón del mundo en pista cubierta y de Europa al aire libre. Justo antes de la competición sufrió la rotura del talón de Aquiles y su diagnóstico era que no podría volver a competir. El yeso que le pusieron quedó firmado con la promesa camino a Tokio 2021. Ese fue su amuleto y lo acompañó al triunfo.

Por otra parte, el atleta catarí también ha saboreado el triunfo y ostenta varios títulos mundiales. Cuenta con el oro, la plata y el bronce olímpico y al igual que su compañero Tamberi las lesiones han sido su mayor miedo. En los juegos de Río quedó en segundo lugar y su meta era buscar el oro en Tokio.

Tal fue el empeño de ambos saltadores que sus pronósticos fueron cumplidos, ambos lograron el oro. Los dos atletas tenían la oportunidad de competir por el desempate, pero estos decidieron compartir el título sin pensarlo dos veces. ¿Podemos tener dos oros? Preguntaron al juez después de decidirlo entre ellos, este asintió la cabeza y ambos competidores daban saltos de alegría. Tan inesperado hecho provocó grandes celebraciones y se convirtió en el primer podio olímpico compartido desde 1912. Un abrazo selló lo acordado.

Otro hecho conmovedor de los juegos olímpicos de Tokio tuvo como protagonistas a la joven gimnasta Simone Biles. Se esperaba que la atleta estadounidense fuera la estrella de la cita olímpica, pero su decisión fue una sorpresa para todos. La jovencita anunció que la salud física y mental está antes que las medallas. Después de no participar en cuatro eventos, regresó por la barra de equilibrio donde se llevó el bronce.

La joven de 24 años ya era siete veces campeona nacional, oro olímpico en Río 2016 y cinco veces campeona del mundo. De hecho, es la única gimnasta que lo ha conseguido tres veces consecutivas. Por aparatos, ha sido cinco veces campeona mundial en suelo, tres veces en viga de equilibrio y dos en salto de caballo. Toda una veterana del podio y la gimnasta más laureada de todos los tiempos.

Tokio para Biles no fue como el mundo lo predijo, pero ella reflexionó sobre su experiencia y la tomó como un aprendizaje, que puede ser para todos. En su entrevista dejó claro que no son solo deportistas, también son humanos y tienen sentimientos. La atleta puso las puertas abiertas para París 2024, pero advirtió que se tomaría un tiempo para procesar este período olímpico de cinco largos años. Su actitud es que quedó guardada entre las historias más conmovedoras de los juegos olímpicos 2021.

Durante el ciclismo de ruta, todas las competidoras pedaleaban por llegar a la meta y nombrarse ganadoras del tan codiciado oro olímpico. La neerlandesa Annemiek Van Vleuten celebró apasionadamente su llegada a la meta. Estaba segura de que se colgaría en su pecho la tan esperada medalla dorada. Su sorpresa fue cuando cambió el color de la presea, no era oro sino plata. Todas las competidoras corrían sin pinganillo y por eso no sabía que había una fugada. La ciclista austríaca Anna Keisenhofer fue la causa de su chasco.

¿Por qué es una de las historias más conmovedoras de los juegos olímpicos 2021? Van Vleuten superó el impacto emocional y tres días después se alzó con el título olímpico en contrarreloj. Sin dudas una competencia que ganó no solo por su preparación física. Mostró la actitud de una verdadera campeona.

Mientras un competidor espera su turno para dar lo mejor de sí, los nervios y las ansias de ganar recorren su cuerpo. Aunque parezcan tranquilos y concentrados siempre tienen ese bichito competitivo dentro. Esta vez en Tokio se vio la espera nunca vivida en manos del clavadista británico Tom Daley. El atleta ganaba su primer oro olímpico junto a su compañero Matty Lee en la plataforma sincronizada de 10 metros.

Lo que no sabían muchos es que entre salto y salto el competidor se encontraba tejiendo un jersey para su bulldog francés Izzy. Nadie se esperaba algo igual, el clavadista declaró al tejido su arma secreta. Encontró la paz y la serenidad que buscaba en la pequeña pieza que tejía para su compañero canino. Todo un momento para recordar.

Ser campeón no es solo ganar una medalla, es llevar consigo sentimientos y valores. Es representar un país y llevar el orgullo de darlo todo. Ahora solo queda esperar por París 2024, de seguro traerá más victorias y emociones. Otros sucesos serán contados, pero siempre se recordarán las historias más conmovedoras de los juegos olímpicos 2021.