El nuevo ojo humano en el espacio

El telescopio espacial James Webb o James Webb Space Telescope (JWST) no es un telescopio común, sino un súper telescopio. Su creación parte de una colaboración conjunta de más de 15 países. La NASA, la Agencia Espacial Canadiense y la Agencia Espacial Europea han participado en su desarrollo. Su presupuesto es también exorbitante. Ha aumentado desde 500 millones de dólares en 1997 hasta 9 660 millones en el presente año. Estamos hablando de una superproducción sin precedentes en la historia de la ciencia espacial.

Este nuevo ojo humano en el espacio sustituirá a los telescopios Hubble y Spitzer. Tiene una masa menor que el Hubble y orbitará a 1.5 millones de km de la Tierra. Posee instrumentos extremadamente modernos. Entre estos, una cámara de infrarrojo cercano, un espectrógrafo de infrarrojo cercano y un instrumento de infrarrojo medio. También cuenta con un parasol, un sensor de guía fina y con imágenes de infrarrojo cercano y espectrógrafo Slitless.

El telescopio trabajará con un soporte en tierra que será su base de operaciones, el Space Telescope Science Institute. Este pertenece al campus de Homewood de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, Maryland. Contará con un presupuesto de más de 160 millones tan solo para el apoyo a las operaciones del primer año. La información que se obtenga a través del James Webb deberá ser difundida a la comunidad astronómica mundial.

El nombre inicial del súper telescopio fue Next Generation Space Telescope (NGST) hasta que se renombró en 2002. El nuevo nombre se decidió con el fin de honrar la memoria de James E. Webb. Este fue un importante funcionario estadounidense, administrador de la NASA y destacado participante del programa Apolo.

El súper telescopio permitirá estudiar las primeras estrellas, de la etapa de reionización, y la formación de las primeras galaxias. Se podrán visualizar objetos demasiado lejanos para ser captados por los telescopios tradicionales. Además, tomará fotografías con alta resolución de nubes moleculares y grupos de formación de estrellas.

La misión del James Webb realizará valiosos aportes a la astronomía. Intentará encontrar luz de las primeras galaxias y estrellas y estudiará su formación después del Big Bang. Ayudará a la comprensión del origen de las estrellas y sistemas solares. Examinará los sistemas solares y el desarrollo de las galaxias. Obtendrá imágenes directas de exoplanetas y novas. Investigará sobre el origen de la vida en el universo. Además de estos objetivos primarios, recopilará información sobre la luz de atenuación de la estrella KIC 8462852.

No hay dudas de que el James Webb aportará muchísimo a la astronomía. Sin embargo, incluso antes de su lanzamiento, comienza a aportar en otras ciencias. No solo será el nuevo ojo humano en el espacio, sino que ya ayuda a los ojos humanos en la tierra. Aunque resulte insólito, la actualización de su tecnología óptica, tiene aplicación en los seres humanos.

Resulta que la NASA desarrolló el sistema Hartmann de escaneo infrarrojo para medir los espejos del telescopio. Con esta técnica fue posible tomar una imagen de toda la superficie del espejo. También posibilitó analizar los segmentos de espejo que componen el gran espejo primario. Más tarde, se llevó esta tecnología a la medicina. Así los médicos pudieron crear un mapa de alta resolución del ojo humano que facilitó los procedimientos LASIK. Esta tecnología se emplea para tratar la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo.

El nuevo ojo humano en el espacio es el resultado de un trabajo de más de dos décadas. Su lanzamiento se ha ido posponiendo junto con nuevas mejoras y aumentos de presupuesto. En 1997 se planificó su lanzamiento para el 2007, pero se rediseñó en el 2005. Seis años después, el Congreso de los Estados Unidos decidió cancelar el proyecto. En ese entonces más de tres cuartos del hardware del telescopio aún se estaba produciendo o probando.

La decisión del Congreso no duró mucho tiempo, en noviembre de ese mismo año cambió de planes. En 2016 el telescopio estuvo terminado y comenzó su fase de pruebas. En una de ellas el parasol se quebró, por lo que en 2018 la NASA retrasó su lanzamiento. Ese mismo año, vuelven a posponer la fecha, de 2020 a marzo de 2021. Esta vez el motivo fue un informe de la junta de revisión que señalaba errores técnicos y humanos.

Finalmente, el Administrador Asociado de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA, Thomas Zurbuchen, anunció otro retraso. La COVID-19 ralentizó el trabajo al tenerse que tomar medidas para su prevención. Después de superar la última prueba de vacío térmico, el telescopio se encuentra listo para ser enviado al espacio. Si no ocurre otro percance, el lanzamiento del súper telescopio James Webb se realizará en noviembre del 2021.

El James Webb no es un telescopio cualquiera. Sus presupuestos millonarios, la colaboración internacional y años de desarrollo, elevan todas las expectativas. Pronto será el nuevo ojo humano en el espacio y develará misterios aún sin resolver. Es un ejemplo de hasta dónde puede llegar el ser humano en la búsqueda del conocimiento.