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Ciencia y Tecnologia

¿Por qué las vacunas contra la COVID-19 no curan ni previenen la enfermedad?

El virus SARS-Cov2 lleva más de un año como una pandemia mundial. Actualmente, ha causado más de cien millones de infectados y más de cuatro millones de fallecidos por su causa. Desde que todos los países comenzaran a sufrirlo, han esperado con ansias por un mismo elemento: la vacuna. Pues eso tan ansiado ya está aquí.

El virus SARS-Cov2 lleva más de un año como una pandemia mundial. Actualmente, ha causado más de cien millones de infectados y más de cuatro millones de fallecidos por su causa. Desde que todos los países comenzaran a sufrirlo, han esperado con ansias por un mismo elemento: la vacuna. Pues eso tan ansiado ya está aquí.

No existe una sola, se han creado varias vacunas contra la COVID-19 en distintos países. Su eficacia está probada y algunas ya se encuentran en uso. Sin embargo, no funcionan como en los sueños de los más optimistas. Muchos pensaban que serían la cura definitiva contra la enfermedad y en verdad no es así. ¿Quieres saber qué hacen las vacunas y por qué son útiles, pero no un remedio total? Encuentra aquí toda la explicación.

Te mostramos al detalle lo que pasa en nuestros cuerpos al vacunarnos

¿Sabías que existen distintos tipos de vacunas?

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Existen distintos tipos de vacunas

Lo primero que debes saber es que no todas las vacunas inmunizan al mismo nivel. Y en este sentido hablamos de vacunas en general, no solo las destinadas a luchar contra la COVID-19. Existen dos tipos con una diferencia importante entre sí. Unas evitan que contraigas los síntomas de alguna enfermedad y las otras logran que ni siquiera te infectes.

Estas últimas provocan lo que se conoce como “inmunidad esterilizante”. En este caso, el sistema inmunológico está totalmente preparado para combatir a un determinado virus. Por tanto, no le permite penetrar en las células ni replicarse en ellas. O sea, puedes dejar de preocuparte por ese microorganismo. Tu cuerpo, luego de recibir la dosis de medicina, es completamente inmune a él.

Pero está el otro tipo de vacunas. ¿En qué se diferencia del primero? En que no brinda a tu organismo las armas necesarias para repeler por completo a ese virus. Sí penetra en tu cuerpo e incluso puedes contagiar a otras personas. ¿De qué sirve entonces el medicamento? Según su efectividad, puede que tengas el microorganismo dentro sin siquiera sentirlo. Se eliminan sus síntomas. De no ser así, al menos reduce la gravedad de estos.

Las vacunas contra la COVID-19, ¿de qué tipo son?

Llegar a crear una vacuna capaz de erradicar por completo a un virus no es tarea fácil. Ha pasado muy poco tiempo desde el descubrimiento del SARS-Cov2. Este, como de seguro sabrás, es el causante de la enfermedad COVID-19. Aunque se ha trabajado de forma intensa en muchos laboratorios, aún no hay forma conocida de erradicarlo.

¿Quiere decir esto que las inyecciones contra la COVID-19 son inservibles? Para nada. Simplemente significa que son del segundo tipo de vacunas. Hasta ahora, no se ha demostrado que ninguna de las existentes logre la inmunidad esterilizante contra la COVID-19. Sin embargo, sí tienen resultados útiles en la lucha para frenar la pandemia.

Por si no lo sabías la secuencia del coronavirus es necesaria para la efectividad de la vacuna

Soluciones actuales para la enfermedad COVID-19, ¿en qué son efectivas y en qué no?

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Ponerte cualquiera de las vacunas existentes contra la COVID-19 no te asegura inmunidad esterilizante.

Como ya sabes, ponerte cualquiera de las vacunas existentes contra la COVID-19 no te asegura inmunidad esterilizante. ¿Por qué? Porque la respuesta que estas son capaces de ofrecer al sistema inmunológico no es suficiente. No logran evitar que absolutamente ninguna partícula viral se replique. Ello permite que el microorganismo, a fin de cuentas, logre reproducirse en tu cuerpo.

Para detener todo ese proceso por completo, se necesitan unos tipos de anticuerpos conocidos como “neutralizantes”. Estos se encargan de bloquear el acceso del virus a las células. Así, evitan cualquier replicación posible. Para ello, el organismo infectante podría tener que ser idéntico al de la vacuna. O sea, podría tener que hacerse un medicamento especial para cada contagiado.

Por fortuna, la respuesta inmune del ser humano a las vacunas no solo involucra anticuerpos. Trabaja con muchos componentes que forman parte del sistema inmunológico. Por ello, aunque los anticuerpos no sean del todo efectivos, otros elementos sí cumplen su parte. Así se logra que la replicación viral, si bien no sea eliminada, se ralentice.

¿Cómo las vacunas disminuyen la transmisión de la enfermedad?

Desde los inicios de la pandemia, se temía a los infectados asintomáticos casi más que a los sintomáticos. ¿Por qué? Por ser tan capaces de transmitir el virus como los otros y ni siquiera saber que lo portan. Esta es otra de las preocupaciones con respecto a las vacunas contra la COVID-19. Permiten que muchas personas pasen la enfermedad sin síntomas. Entonces, ¿contagiarán a aquellos que no se hayan vacunado? ¿Seguirá habiendo igual o más índice de transmisión a pesar de una mayor población vacunada?

Se supone que no. Mayor carga viral suele ser directamente proporcional a mayor gravedad de la enfermedad. Dicho de forma más sencilla, una persona con más cantidad del virus en su cuerpo se pone más enferma. Por lo tanto, los asintomáticos suelen poseer cargas bastante pequeñas, o al menos inferiores al resto. Esto hace que también sean menos capaces de transmitir una cantidad capaz de causarle gravedad a otra persona.

Entonces, aquellos con una vacuna contra la COVID-19 aplicada tienen menos probabilidad de pasar altas cargas virales. A su vez, la nueva persona contagiada con esa cantidad baja, transmitirá menos a la siguiente. Así, el número de enfermos graves y sobre todo de fallecidos bajará de forma significativa con el tiempo.

Quizás te has preguntado: ¿Qué tiempo de inmunidad tiene el cuerpo después de recuperarse de la COVID 19?

¿Cuáles son las vacunas más efectivas contra la COVID-19?

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Están las cubanas Abdala y Soberana 02 + Soberana Plus, con 92.28 % y 91.2 % respectivamente.

En la actualidad, el primer lugar de este apartado lo tiene la Novavax. Esta tiene un 96,4 % de efectividad contra infecciones sintomáticas. Le sigue la Pfizer con un 95 % y luego la Moderna con 94 %. Por último, con más de un 90 % de efectividad, está la Sputnik, con 91, 6 %. Estas son las ya aprobadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para su uso de emergencia.

Además, están las cubanas Abdala y Soberana 02 + Soberana Plus, con 92.28 % y 91.2 % respectivamente. En cuanto a estas, esos son los datos brindados por las instituciones pertinentes de su país creador. Aún están a la espera de ser confirmados por la OMS. Cuando esto ocurra, se aprobará su uso a nivel internacional.

Como se ha recalcado, ninguna de las vacunas contra la COVID-19 es una solución total para la pandemia. Aun con una de ellas puesta, puedes enfermar. Por ello, su efectividad se calcula según la cantidad de infecciones con síntomas que logre evitar. No de infecciones en general. No obstante, desempeñan un rol importante en evitar la gravedad y la muerte producto de esta enfermedad.

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