Así es como nuestras mentes se agudizan en la vejez

Hay diferentes tipos de fallos de memoria y es bueno saberlo para distinguir cuáles son preocupantes. Pueden ocurrir por un proceso de envejecimiento natural o por causas patológicas. A medida que nos adentramos en la tercera edad tenemos mayor cantidad de recuerdos. Es lógico pensar que quien vive más, tiene más experiencias para contar. Pero con la vejez tendemos a recordar mejor nuestra etapa de juventud. Si esto se mezcla con la soledad y falta de roce social, el anciano puede instalarse solo en los recuerdos.

Es por esto que comienza a desvincularse de la realidad y cómo consecuencia se desorienta. La solución al problema es ejercitar el cerebro el mayor tiempo posible. De esta manera no se ven atrofiadas algunas zonas por la prolongada falta de uso. Si entrenamos nuestra memoria impedimos su deterioro y estimulamos funciones cognitivas como la concentración y la percepción.

Existen disímiles ejercicios que se pueden hacer cotidianamente para estimular funciones del cerebro, entre ellos:

Marcar el día en el calendario: Con esta práctica se mejora la asimilación tiempo – espacio de cada individuo. Nos ayuda a enfocar el contexto en que vivimos y ser conscientes de nosotros mismos. De esta manera vamos relacionando el pasado con nuestro presente.

Practicar la memoria visual en corto plazo: Este ejercicio consiste en descubrir cuanta información somos capaz de retener con solo una ojeada. Entre los materiales que se pueden utilizar están las revistas, láminas o fotografías. Las observamos unos segundos y después sin mirar tratamos de recordar la mayor cantidad de detalles. También son útiles los juegos para encontrar diferencias entre dos imágenes. Esta habilidad cognitiva es tan importante que sin ella no pudiéramos leer o reconocer a familiares.

Resolver problemas mentales: Aquí juegan su rol los crucigramas, los sudokus y las sopas de letras. Este tipo de actividad demanda un esfuerzo de nuestra mente. Es así como prevenimos enfermedades y fallos mentales que se agudizan en la vejez.

Entrenar el sentido del gusto: Científicamente se ha demostrado cómo nuestro sistema nervioso se regenera. Los sensores que intervienen en el olfato lo hacen una vez por mes y el gusto cada 15 días. Pero con el paso de los años este proceso disminuye su frecuencia. Mientras comes, trata de percibir los ingredientes que tienen sabores sutiles. Este ejercicio te ayudará a mejorar el recuerdo utilizando tus sentidos.

Cuando tenemos una correcta salud mental somos conscientes de lo que sentimos, pensamos y cómo actuamos. Podemos afrontar perfectamente el estrés que nos trae situaciones de la vida cotidiana. Sentimos armonía y mejora nuestra relación al interactuar con otras personas. Sin embargo, pueden ocurrir golpes emociones que acarrean sentimientos como ansiedad, depresión o desesperación.

Las situaciones difíciles suelen ser diversas: enfermedades, muertes, divorcios, pérdida de empleo, problemas económicos, entre otras. Es en esos momentos que podemos evidenciar la estrecha conexión que existe entre nuestra mente y cuerpo. Esto se debe a que físicamente reflejamos lo que sentimos y pensamos. Un ejemplo pudiera ser la aparición de úlceras o subidas de presión cuando atravesamos la pérdida de un ser querido.

Hay muchas señales por las que el cuerpo hace saber que algo no anda bien en tu mente. Cuando se llega a la tercera edad es importante reconocerlas para tratar a tiempo situaciones que pueden agravarse. Las señales pudieran ser dolor de espalda, cansancio excesivo, insomnio, mareos, subida de peso, sudoraciones entre muchas otras.