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Cultura

La desconocida historia de rivalidad detrás del descubrimiento de la insulina hace 100 años

Uno de los más importantes descubrimientos en la historia de la medicina es la insulina, una historia de rivalidades y egos encontrados. Banting y MacLeod, una batalla épica que no te puedes perder. 

Muy poco sabemos acerca de uno de los hallazgos más importantes en la historia de la medicina. Lo cierto es que sus principales protagonistas no son conocidos en la actualidad. ¿Qué misterios, rivalidades y conflictos esconde el descubrimiento de la insulina? ¿Quiénes fueron Banting y MacLeod?

Un Premio Nobel en primera plana ¿compartido?

La desconocida historia de rivalidad detrás del descubrimiento de la insulina hace 100 años
El reconocimiento fue compartido con el profesor John MacLeod

Cuenta la historia popular que el eminente científico Frederick Banting estaba tranquilo sentado. A punto de tomar su desayuno cuando recibió la llamada de un buen amigo. Una noticia le dejaría boquiabierto: en el periódico de ese día se le declaraba el nuevo ganador del Premio Nobel. Sin embargo, su respuesta a esta declaración fue colgar el teléfono. Claramente se trataba de una broma, o al menos eso pensaba.

Cuando tuvo el periódico finalmente en sus manos, Banting corroboró que había recibido el Premio Nobel por su descubrimiento de la insulina. Pero las noticias tenían otra sorpresa. El reconocimiento fue compartido con el profesor John MacLeod. Se trataba de un emérito profesor de fisiología de la Universidad de Toronto que era para nuestro protagonista algo más: su jefe. 

Este fue el comienzo de una batalla épica que tuvo un argumento de lo más variado. Desde rivalidades profesionales hasta injusticias y actitudes tóxicas. Todo lo cual giró en torno a una de las enfermedades más populares del mundo: la diabetes.

Banting, MacLeod y el descubrimiento de la insulina

Corrían las primeras décadas del siglo XX. Un difícil periodo en que la diabetes era una de las causas más comunes de muerte. Fue entonces, cuando Frederick Banting y su discípulo Charles Herbert Best lo cambiaron todo. Descubrieron una hormona que metaboliza los hidratos de carbono. Habían encontrado el método para que la enfermedad fuese estable. 

Nacido en Ontario, Canadá, Banting fue un médico e investigador canadiense. En su inmenso currículum se incluye haber participado como médico militar en la Primera Guerra Mundial y ayudante de fisiología en la Universidad de Toronto. Donde había recibido su formación académica. 

Se cuenta que desde los inicios de su carrera médica se interesó por la diabetes. En un minucioso estudio de la obra de sus predecesores, Banting se sintió intrigado por la posibilidad de desarrollar una técnica para obtener insulina. 

En esta parte de la trama, aparece la figura de MacLeod, profesor de la Universidad de Toronto. Licenciado en medicina, lo cierto es que su apoyo definió el curso de los acontecimientos. Este doctor fue quien filtró los medios para el desarrollo de la investigación cuyo resultado ya conoces: el descubrimiento de la insulina.

La insulina, la fórmula mágica

la solución a los problemas de diabetes

Una sustancia descrita por algunos científicos de la época como el fango marrón, era la solución a los problemas de diabetes. Una hormona que podría restaurar los niveles de glucosa en los pacientes afectados, esto fue genial. En algunos casos se logran evoluciones que podrían sacar del coma a los afectados. Eran los resultados del descubrimiento de la insulina.

Su nombre estaba relacionado con los pequeños parches de tejido que originan esta sustancia en el cuerpo. Estos “islotes” hicieron que los científicos decidieran utilizar un término proveniente del latín para la palabra isla.

A principios de 1922, un reconocido doctor estadounidense validó el empleo de la insulina en pacientes. Se trataba de Elliott Joslin. Este profesional de la salud quedó tan impactado con la efectividad del tratamiento que comparó su poder con aquel pasaje bíblico que refería la Visión de Ezequiel. Un profeta del Antiguo Testamento que, se afirma, vio un valle de huesos inertes cubrirse de carne y volver a la vida. 

Otro colega de Joslin, Willian Campbell compartiría la impresión del primero. A este médico se le atribuye la famosa alegoría del fango marrón. Una insólita referencia a la insulina, ¿no te parece?

Sin embargo, un aspecto interesante de esta fórmula mágica comenzaba a salir a la luz. La dosis correcta de insulina podría arrebatar de la muerte a un paciente. Pero, aún así, un pequeño error podría conducir a un camino sin retorno. Un shock hipoglucémico podría poner punto final a la vida de un inocente. 

Por otro lado, los periódicos ignoraban esta particularidad. El descubrimiento de la insulina era, para ellos, un milagro.  Su descubridor en breve tiempo se vio cubierto de todo tipo de elogios. Se cuenta que recibe una carta del primer ministro canadiense Mackenzie King. En la misma, se le otorgaba una pensión vitalicia por parte del gobierno de su país. Además, participó en la Exposición Canadiense y fue convocado al Palacio de Buckingham. Donde compareció ante el rey Jorge V.

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Pero, … y el conflicto

La desconocida historia de rivalidad detrás del descubrimiento de la insulina hace 100 años
Para Banting compartir su preciado descubrimiento de la insulina con MacLeod representaba una grave ofensa

Para Banting compartir su preciado descubrimiento de la insulina con MacLeod representaba una grave ofensa. En su opinión, el escocés no tenía derecho alguno sobre el hallazgo. Y al respecto fue muy tajante, particularmente en su diario personal, donde lo describe como un hombre egoísta y oportunista.No obstante, admite que de no ser por los medios proporcionados por MacLeod la historia habría sido otra y es probable que Banting no hubiese podido aspirar a un Premio Nobel. 

En las historia relatadas por Banting., MacLeod es cuando menos un hombre que se mostró escéptico ante su idea. En su opinión, Banting carecía de las habilidades para impulsar el descubrimiento. Esta fue la puerta de entrada para Best. Su trabajo incansable bajo el continuo escrutinio de MacLeod dio el resultado conocido.

Durante todo el proceso de investigación los conflictos entre Banting y MacLeod no hicieron sino acrecentarse. Sin embargo, aunque el primero busco deshacerse del segundo, escrito estaba en la historia que sus nombres sobrevivirían juntos. Exposiciones robadas, hallazgos médicos denigrados, y un sinfín de conflictos. Solo hasta el tratamiento de un pequeño paciente de apellido Thompson no se hizo claro el resultado. 

Para algunos historiadores Banting permanece como un misterioso hombre de ciencias que vio amenazas en todos sus colaboradores. Best, sería el innombrable que solo merecería la mitad del premio en efectivo. MacLeod, el aprovechado que tomaría un Premio Nobel en sus manos por proveer los medios. Incluso, aquel científico que lograra sintetizar de modo correcto la insulina, James Collip quedaría sin crédito hasta la muerte de Banting. 

Lo peor, la historia recoge como otros científicos como Georg Zuelzer  y Nicolai Palescu ya habían realizado importantes avances  en esta dirección. Tal y como lo parece, la historia tras el descubrimiento de la insulina está llena de conflictos, engaños y traiciones. 

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